ceñido de organdí,
vestido de vaporosa tela de crin de Borgoña
Más suave que la lluvia.
Vagaba por calles vacías
y más allá de los escaparates de las tiendas
oí campanas de catedrales,
mientras caminaba.
Y cuando corriste hacia mí
tus mejillas se sonrojaron con la noche.
Paseamos por los campos escarchados de juníperos y las luces de farolas.
Cogí tu mano,
y cuando desperté y te sentí cálida y cercana,
besé tu cabello de miel con mis agradecidas lágrimas.
Te quiero, chica.
Oh, te quiero.