"¡Por Dios, no saltes!".
Un niño estaba sentado en la repisa.
Un viejo que se había desmayado volvió en sí,
y todo el mundo estaba de acuerdo en que sería un auténtico milagro
que el chico sobreviviese.
"¡Salvad la vida de mi hijo!"
gemía la desesperada madre.
Ah, ah, ah, ah.
La mujer del supermercado
corrío a llamar a la policia.
"Debe estar colocado o algo así", dice alguien.
Aunque el New York Times no lo menciona
En el Daily News se podia leer,
"¡Salvad la vida de mi hijo!"
gemía la desesperada madre.
Un coche patrulla que pasaba por allí
se paró en seco.
El oficial Mcdougal dijo con consternación:
"La fuerza pública no puede hacer una labor decente,
porque los chicos no le tienen respeto
a la ley de hoy en día (y bla, bla, bla,)".
"¡Salvad la vida de mi hijo!"
gemía la desesperada madre.
"¿Que está pasando con los hijos?",
se preguntaban las personas.
Cuando la noche cayo, la excitación se apodero de la muchedumbre
y los volvio salvajes,
el ambiente era monstruosamente festivo.
Cuando la luz de un reflector alcanzó al muchacho
y la multitud empezo a animar,
¡se arrojó al vacío!:
"¡Oh, Señor, no tengo sitio donde esconderme!"